domingo, 1 de noviembre de 2009
La taza de té
Un hombre joven fue a visitar a un viejo sabio con el fin de que lo adiestrara. El anciano lo recibió muy amablemente, y lo invitó a tomar una taza de té. Entretanto, el recién llegado no paraba de hablar de manera atropellada sobre sus muchos conocimientos y experiencias.
Al tiempo que lo escuchaba, el sabio le dijo al joven que la abundancia de conocimientos exhibidos por él, era tal que pronto ya no le cabría nada en la cabeza.
El viejo cogió la tetera y empezó a verter té en la taza del invitado, hasta un momento en el que el humeante líquido se derramó. No obstante, siguió sirviendo té.
--¿Qué hace usted, señor? --dijo el joven--. ¿No se da cuenta que la taza rebosa y que el té se está cayendo al suelo?
El anciano sonrió con picardía y dijo: -- Tú, al igual que la taza, ya estás completamente lleno de tus propias opiniones, prejuicios y cereencias. ¿De qué serviría que yo intentara algo si antes no te vacías?
"El sacrificio de abandonar lo conocido (la zona de confort que tanto nos gusta) es el precio que deberíamos pagar para renunciar al statu quo".
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